Fotografías: Alberto y Luis TrujilloTexto: Luis Trujillo Una genial carambola ha hecho que dos pares de socios del Club Valle Iruelas hayamos coincidido en el mismo hotel a bastantes cientos de kilómetros de nuestras casas.
Al llegar el primer día al comedor del hotel, una voz conocida me dijo: ¡¡Hola Luis!!. Era Clementino de La Fuente, que junto a su familia llevaban por allí unos días, en los que su hijo Mario y él mismo pescaban cada amanecer desde la playa.
Clemen me dio cuentas de los peces que pescaban y de como lo hacían...
Rojo Amanecer en el Mediterráneo andalúz, una pasada...
Montaban dos cañas de cebo a fondo, por si picaba algún pez de tamaño, y mientras, lanzaban con cañas de spining en busca de las abundantes “bailas” que pueblan estas costas. También algún jurel, y alguna palometa, habían mordido sus anzuelos.
Al día siguiente también irían a pescar, por lo que sin dudar, mi hijo Alberto y yo nos apuntamos para la pesca del siguiente amanecer...
Alberto pescando al amanecer...
Mario y Clemen montaron sus cañas de cebo, usando sardina como carnada, después los cuatro pescamos con streamer, ellos a lanzado ligero, y yo me bauticé en el mar con una caña de cola de rata.
Mario como casi siempre, sacó la primera pieza, una baila, después se sucedieron otras y todos tocamos alguna.
Mario con la primera pieza del día.
Clemen me había dicho que los Streamers blancos funcionaban bien, algo que pude comprobar. No obstante durantes estos días también he pescado con streamers rojos, azules, dorados, plateados y blancos.
Alberto muestra una baila
Pescando entre la espuma de la playa al fresco de la mañana
Sin duda los blancos van bien, pero el que a mi me dio mejor resultado fue una reliquia que tenía por mi caja, se trataba de un pequeño streamer plateado con un pequeño mechón rojo en la cola, y que rescaté de un árbol en un intensivo de trucha.
Una baila con el Streamer plateado
La mayoría de las bailas pescadas eran de entre 17 y 22 cm, aunque Clemen había sacado una de unos 32 cm.
Es un pez muy deportivo, que ataca los señuelos con decisión, del mismo modo que lo hace la trucha, por lo que su pesca es muy parecida. Dado el tamaño de los peces que entraban era conveniente buscar streamers de pequeño tamaño, que puestos en las cercanías de las bailas los tomaban sin recelo.
Esta pesca se practica lanzando a la espuma donde rompen las olas, no es necesario lanzar muy lejos.
Demostrando la voracidad de estos pequeños peces, al ir a quitarle el anzuelo de la boca a uno de ellos, pude ver que aun asomaban desde el fondo de la misma dos pececillos sin terminar de tragar.
Esta se tragó la pequeña mosca casi entera. Menos mal que era sin muerte...
Las bailas son muy parecidas morfologicamente a la lubina, salvo que a diferencia de estas la baila presenta el cuerpo moteado, recordando de alguna manera a la trucha.
Es una pesca divertida que puede dar rienda suelta a nuestra afición en los días de playa.
Clemen con un doblete de bailas. A la postre todos hicimos alguno.
Fue una suerte contar con Mario y Clemen como monitores el primer día, y poderles coger el relevo.
Como no es cuestión de dedicar todas las vacaciones a la pesca, con un par de horas el día que nos apetezca será suficiente para quedar satisfechos, pudiendo dedicar el resto del tiempo al relax con la familia. Nosotros lo hacíamos a primera hora de la mañana, desayunando en el hotel con el resto de la familia sobre las 10 de la mañana.
Como consejo decirte que los equipos de pesca utilizados para pescar en el mar, deben limpiarse de los restos de sal, primero con agua dulce, y después engrasarlos, en especial los carretes y líneas.
Playas casi desiertas a la primera hora de la mañana
Por último, decir que utilizamos anzuelos sin muerte y que devolvimos todas las piezas vivas al agua. Esperemos en otra ocasión pescar alguna de estas bailas bastante más añeja.
Playa de Vera , Almería
Verano de 2011.
